Un color especial...
Sevilla es de esos lugares que te dejan marcado para siempre. Son tantas las diferentes culturas que han pasado por aquí y que han ido dejando su granito de arena para convertir a la ciudad en lo que es hoy en día, que es imposible no salir tocado de ella. Ya sea por lo monumental de una Plaza de España cuidada hasta el último detalle o por la imponente Giralda que se ve desde prácticamente toda la ciudad. Las leyendas se cuentan por cientos y los secretos por miles. No es de extrañar que los Reyes Católicos eligiesen este bello enclave para descubrir “las Indias” y la convirtiesen de ese modo en una de las ciudades más ricas de la Edad de Oro española.
Ya lo dijo Antonio Gala: “lo malo no es que los sevillanos piensen que tienen la ciudad más bonita del mundo… lo peor es que puede que tengan hasta razón.” Y es que Sevilla lo tiene todo a los ojos del turista: una extensa carta gastronómica, buen clima, una mezcla de culturas envidiable y gente muy abierta dispuesta a mostrarla con orgullo.
Nosotros siempre hemos pensado que no se debe uno sentir orgulloso de la ciudad donde naces, al fin y al cabo, no la has construido tú, ¿no? Pero desde luego, Sevilla tiene algo que hace que siempre quieras volver, especialmente en Primavera, donde el azahar inunda las calles con su suave fragancia.